diumenge, 18 d’octubre del 2009

Quiero un ECOVERITAS de ropa y calzado!!


Acostumbran a ser los hechos cotidianos los que me llevan a escribir una entrada en este blog, sea como pataleta o como herramienta de aprendizaje ahora que en el "formal o reglado" no puedo seguir adelante dicen ( y si lo hago me cobran el doble por una segunda carrera).

Ayer llegó el otoño de golpe, casi sin avisar, y nos pilló bajos de existencias en calzado para los niños. De la ropa ya nos habíamos encargado hace unas semanas, y la compra originó una breve entrada en twitter al respecto preguntado si alguien sabía dónde comprar en el área de Barcelona ropa de niños fabricada a menos de 500km de esta ciudad. Es difícil escapar de Bangladesh, China, Marruecos o Brasil.

Ayer nos pasó otro tanto con el calzado pero en otro sentido, la estética, la ergonomía, y el precio. Recorrimos infructuosamente ocho zapaterías de Sant Cugat buscando una bota de niño de la talla 31-32. Todo lo que encontramos fueron variantes de la imagen que ilustra el post: la adaptación a la talla de los 8 años de la moda de botas de caña alta que hace dos años invadió y pareció enloquecer a todo el sector femenino adulto y adolescente.

No contento el sector de la moda con igualar a este segmento con las dichosas botas, se lanzan este año a por las niñas. La diferencia es que las niñas tienen que jugar en el patio, y necesitan una cierta flexibilidad en los tobillos que estas botas no tienen. Preguntando a los dependientes sobre la existencia de las botas (Kickers aparte) nos dijeron que "es lo que pedían las mamás" (literalmente), y que a partir de la talla 31-32 desaparecen las botas infantiles de toda la vida porque no hay demanda.

Sería mucho pedir que alguien tuviera la inciativa de montar algo parecido a la cadena veritas -con todo lo bueno y lo malo que pueda tener- pero trabajando sobre otra necesidad básica como es vestirse con algo de sentido común? Tendría que ser un ejemplo de sostenibilidad tanto en el aspecto medioambiental (procedencia de los materiales y composición de los mismos) como en el sociolaboral, huyendo tanto de las modas de rotación quincenal de Zara como de las tiendas de consumo justo.

Las primeras apuestan por la cultura del usar y tirar conviertiendo una necesidad en un objeto del deseo fugaz y compulsivo. Las tiendas de comercio justo, a pesar de tener muchos aspectos positivos, no dejan de anteponer el desarrollo de las personas sobre el coste ambiental del transporte, y en general tienen pocas tallas y modelos por lo que su aceptación en el mercado es limitada y no solucionarían mi problema de suministro.

A pesar de que ya existen algunas iniciativas como los zapatos de El Naturalista o los Camper, o en otro sentido y desde el tercer sector la campaña Roba Neta Ropa Limpia de Setem, siempre queda la duda de lo fácil que resulta para algunas empresas utilizar la sostenibilidad como elemento marketing no sustentado en valores reales. Si bien en las webs de las dos primeras empresas aportan información sobre los materiales y los procesos,  en general no dicen nada sobre de dónde procede el material y cómo se transporta. En todo caso son un paso adelante, nunca mejor dicho.

Tanto para estas empresas como para el "veritas" del calzado, creo que sería interesante que pasaran dos auditorías informales: la primero, la de la revista OPCIONS del centro CRIC, referente en España en consumo responsable. La segunda, más reciente, la de la iniciativa del MIT sobre cadenas de suministro Sourcemap que quiere conseguir a través de la aportación de millones de usuarios que sepamos de dónde procede todo lo que compramos y qué coste ambiental tiene su ciclo de vida (que, aunque algunos no lo crean, no se acaba cuando se tiran a la basura los zapatos viejos).

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