dilluns, 27 d’abril del 2009

Clustercillos que vais a Belén

smosHe leído el penúltimo post de Xavier Marcet sobre clústers y clustercillos. Me gusta la reflexión que hace sobre si los clústers responden a iniciativas bottom-up o si la administración los impulsa con ánimo de control e incidencia sobre la competitividad y dirección del desarrollo territorial.

Podría la administración estar interesada en frenar un clúster incipiente en una zona para desarrollar otra por oscuros intereses políticos? Podría darse el caso de que diferentes administraciones en vez de colaborar poniéndose de acuerdo intentasen llevar el agua a su molino basándose no necesariamente en el potencial de competitividad de una región?

Tomemos por ejemplo el caso del sector aeronáutico y aeroespacial. En Catalunya hace ya un par de lustros que se intentó poner en marcha (ergo, no existía) un clúster en este ámbito que recondujese a la industria de la automoción hacia su reconversión a un sector con más futuro industrial según la opinión de algunos. Se creó BAIE, una plataforma de lobby, se impulsó un Centro Tecnológico CTAE, se iniciaron estudios en aeronátuica vinculados a diferentes universidades, se fichó a personas de renombre internacional,... en una política claramente local y localista con vocación internacional.

Mientras tanto desde Madrid nunca se tomó demasiado en serio este proyecto, y se pensaba que el clúster de la aeronáutica estaba bien donde estaba. Por cierto, cierta similitud guarda con el caso del eje mediterráneo del AVE denunciado en La Vanguardia por Enric Juliana, o con el "retraso" en el traspaso de competencias del aeropuerto de El Prat.

Catalunya tenía que liderar en todo caso el ámbito bio que para eso era líder en el sector farmacéutico y químico. Obviamente no se podían negar en convocatorias competitivas, pero tampoco hacía falta mucho más para capar el clúster.

El resultado, diez años después seguimos teniendo un clustercillo (con todos los respetos al trabajo realizado que no ha sido poco ni en balde y que acabará fructificando por el impulso y empecinamiento de las empresas y universidades) jalonado por una administración y menospreciado por otras, en un tira y afloja que no beneficia a nadie.

En su momento en Catalunya la definición de políticas top-down de generación de clústers fue considerado en sus inicios una apuesta arriesgada y sin fundamento teórico teniendo tan cerca otros clusters como los de EADS-CASA en Andalucía y los de Toulouse con su Airbus.

Los 200M€ que hoy se invierten en la captación del Q3 para salvar a Seat unos años más junto a los de Nissan bien podrían emplearse en apoyar la conversión de este clustercillo en un potente clúster donde la administración ayudase a la resonancia del sistema en lugar de ejercer de agente amortiguador. Uno se pregunta qué hubiese pasado si en ninguno de los dos casos la administración se hubiese metido por medio.

Parece que finalmente, al menos en algunos ámbitos, las aguas vuelven a su cauce y por una vez la historia acaba bien. La misión conjunta del satélite SMOS en que intervienen diferentes actores públicos y privados proyecta una inusitada imagen de unidad entre administraciones financiadoras, empresas y universidades.

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